CAMPEONES EN CLASE: AINOA ABLANEDO Y SERGIO RODRIGUEZ
Ainoa Ablanedo. Hola, me llamo Ainoa. Tengo 13 años y estoy en 1ºB. Practico atletismo desde los 6 años.
Es un deporte con el que disfruto mucho, aprendo y que me hace muy feliz. Las pruebas que he hecho hasta ahora son 1.000 metros, longitud y jabalina. Hago varias pruebas porque es obligatorio hasta cierta edad pero a partir del año que viene ya puedo hacer solamente una prueba.
Lo que mejor se me da es el 1000 m. además de ser mi prueba favorita.
Entreno tres días a la semana en la Pista de Atletismo del Fontanar. Mis entrenamientos consisten en un calentamiento, ejercicios de técnica y series de velocidad o resistencia.
He ganado 5 medallas de Andalucía; 2 de ellas en campo a través (cross) y en pista. Además también he conseguido ser campeona de Córdoba.
Es un deporte muy bonito con el cuál puedes aprender muchas cosas pero que también es sacrificado. Al ser un deporte en el que dependes de ti mismo requiere mucho esfuerzo, constancia y dedicación. Además, personalmente, el atletismo me ha ayudado a saber organizarme mejor y compaginar los estudios con el deporte.
+ info: https://clubatletismocordobes.com/ainoa-ablanedo-bate-records-en-nerja/
Sergio Rodríguez. Desde hace siete años practico Hapkido en la Escuela Choi. Lo que empezó como una distracción y una forma de aumentar mi disciplina se ha convertido en mi mayor motivación para alcanzar la profesionalidad.
Empecé con sólo cinco años y me costó mucho llegar al nivel de competición, pero cuando tenía siete años hice mi primer campeonato a nivel de Andalucía en La Rambla, en el cual gané mi primer oro en la categoría de exhibición junto a mis compañeros.
Un año después, el nivel colectivo de la escuela aumentó notablemente y mi maestro decidió llevarnos a competir a Cáceres en el campeonato de Hapkido a nivel de España. Después de una exhibición llena de locuras le pusimos el broche de oro con una voltereta en la que salté a dos personas haciendo el pino, y volvimos a llevarnos el oro. En la parte de defensa personal, la cual es individual, gané otra medalla de oro. Después de este campeonato estuvimos bastante tiempo mejorando, ya que las demás escuelas de España habían estado entrenando duro al igual que nosotros. Al tiempo decidimos volvernos a presentar al campeonato español, que organizó la federación de Andalucía y volvió a disputarse en La Rambla. Cogimos las bases de la exhibición anterior y las mejoramos a un nivel muy elevado. Pese a que los demás clubes tenían competidores de cinturones altísimos, volvimos a ganar el campeonato de España a nivel colectivo y otro oro individual. Este es el último campeonato de Hapkido presencial en el que he competido.
En nuestro mejor momento se paró el mundo, y con esto, los entrenamientos y campeonatos. Al igual que con el colegio, yo entrenaba con mi maestro por videollamada. Cuando acabó el confinamiento, volví a entrenar presencialmente el primer día que mi escuela abrió de nuevo sus puertas. Poco después de retomar los entrenamientos tuve un problema en los músculos porque mi cuerpo no recibía los nutrientes necesarios para la intensidad con la que entrenaba. Ese problema lo arrastré hasta principios de este año. Esto me provocó que me desmotivase bastante porque tuve que bajar la intensidad con la que siempre entrenaba por un tiempo. Estuve a punto de dejarlo y tirar la toalla, pero cuando parecía que todo había acabado, me empecé a recuperar y pude volver a entrenar con mayor intensidad, hasta que llegué a poder entrenar al cien por cien.
En junio del año pasado me presenté a mi primer campeonato de Hapkido no presencial, fuera de mi plenitud física, lo que me hizo que quedase en segundo lugar. Después de nueve meses sin idea de presentarme a ningún campeonato, mi maestro me dio la oportunidad de presentarme a uno de otra disciplina y decidí entrar en el mundo del Taekwondo en el que no llevo ni un mes.
En marzo de este año me ofreció asistir al primer Open Internacional de Taekwondo en Melilla, y sin pensarlo le dije que sí. Esto para mí supone un gran esfuerzo también fuera del deporte, y son mis estudios. Sin tener unas notas aceptables no podría dedicarle el tiempo necesario a las dos disciplinas. Así que tranquilo con otros ámbitos, me centré en entrenar al nivel más alto posible.
Dos meses después llegó la fecha marcada en mi calendario: el 20 de mayo.
Salimos de Córdoba hacia el puerto de Málaga en el que nos montamos en un ferry. El viaje fue larguísimo, aparte, hubo un maremoto y nosotros estábamos en el barco, concretamente en el Mar de Alborán. Cuando llegamos a Melilla, nos dieron la bienvenida con una recepción con cena incluida junto con algunas de las figuras más importantes del Taekwondo mundial, como el maestro más importante de la historia del Taekwondo Lee Sang Soong, toda una celebridad prácticamente inalcanzable.
Al día siguiente, a las 10:00 de la mañana empezó el campeonato en el polideportivo Javier Imbroda el cual estaba lleno de todo tipo de espectadores, medios de comunicación y grandes figuras del Taekwondo como el maestro ya mencionado, el embajador de Corea o los presidentes de todas las federaciones de los países competidores.
Empezaron compitiendo los de la modalidad de poomsae, en la cual yo no competí, ya que es algo que en Hapkido no se practicaba y no me dió tiempo a aprenderme todos los que hacían falta para competir.
Cuando empezó la modalidad de combate esperamos nuestro turno y empecé a sentir los nervios de la competición. Justo antes de salir, mi maestro me dijo: “De aquí hoy van a salir dos tipos de deportistas, los ganadores y los que no pueden con los ganadores, no creo que quieras que puedan contigo”. Un minuto después salí a combatir y, motivadísimo, gané mi primer combate por una extensa diferencia de puntos. Después de varios combates, coincidí en la final con otra persona de mi escuela, pero para mí, allí no importaba eso, tenía que ser el campeón del mundo costase lo que costase.
Después de un combate reñido, acabé ganando en los últimos segundos con un resultado de 28-9. En ese momento, todo lo que había luchado para conseguir eso se me vino encima y no pude contener el llanto. En ese instante ya era campeón mundial.
A las 19:00 de la tarde nos citaron para darnos las medallas junto con varios regalos ligados al deporte y a la ciudad residente del torneo, después de la entrega de estas, los campeones mundiales, la selección coreana Kukkiwon hizo la exhibición con la que ganaron el campeonato mundial.
Al día siguiente, fuimos a la playa todos juntos y comimos en el restaurante más emblemático de Melilla. Por la tarde, fuimos a conocer la ciudad y toda su historia. A la 1:00 de la madrugada cogimos el ferry para volver a Málaga. Fue una experiencia inolvidable.
Dos semanas más tarde, después del entrenamiento, mi maestro nos comentó que había un campeonato clasificatorio de Taekwondo el 25 de este mes en Granada, para entrar en la selección andaluza y a partir de ahí, pasar a la española. De nuevo, sin dudarlo, le confirmamos mi presencia a la federación española.
Volviendo a Hapkido, en noviembre tengo otro en Madrid, pero este es especial, ya que compito tanto con Hapkido, como con Taekwondo y tengo la posibilidad de traerme hasta cuatro medallas, ya que hay dos modalidades en cada disciplina. Actualmente soy cinturón azul-rojo en Hapkido y blanco en Taekwondo, ya que he empezado hace poco. El hecho de ser blanco en Taekwondo, lejos de ser una desmotivación, para mí es todo lo contrario, ya que siendo blanco tengo mucha más experiencia y de aquí a poco voy a ir aumentando de cinturón y voy a notar más los resultados de mi esfuerzo.
Me gustaría decir que para mí es un orgullo muy grande compartir mi experiencia con mi instituto por el que también han pasado compañeros míos y grandes deportistas.
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